Sobre Calidoscòpic
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Todo un mundo a través de un caleidoscopio...
“Me gusta observar el mundo que me rodea”, explica Anthus. “Lo veo vistiéndose de una multitud de realidades que se sobreponen la una encima de la otra, como capas, vidrios y espejos que reflejan nuestra existencia y en los cuales interpretamos cómo somos o cómo querríamos ser...
Y si cambiáramos el ángulo desde donde nos estamos observando? Hace falta coraje para hacerlo... Nada es estático, nada es el mismo que era antes y no será el mismo de aquí a unos instantes. La luz que nos rodea se transforma, nuestras realidades cambian y nos dan como resultado una amalgama de posibilidades, un continuo de alternativas en movimiento. Hay que atraparlas! Nuestra existencia fluctúa según cómo nos incida la luz, según el ángulo con el cual estemos observando, y, no hay que decir, desde el cual nos estén mirando...”, explica Anthus.
Y así también es “Calidoscòpic”, el nuevo tercer trabajo de Anthus. Un disco ecléctico, poliédrico, con muchos significados y muchas influencias, desde el jazz más clásico al contemporáneo, pasando por los sonidos más variados, desde el Mediterráneo al rap. ¿Cómo suena todo esto? ¿Qué tienen en común? Un amor inmenso por la música y por las ganas de hacer música.
“Calidoscòpic” es, en definitiva, una celebración de la diversidad, del cambio y de la evolución.
Con este nuevo trabajo, Anthus lleva su estimado jazz a los límites para explorar nuevos terrenos. Su voz no sirve sólo para cantar, sino que se convierte en un instrumento más, como por ejemplo la batería, el piano, el contrabajo o la trompeta. Y es que con “Calidoscòpic” estamos ante un verdadero y honesto jazz de autor, con una clara vocación innovadora y una fuerte voluntad de sorprender y de gustar a todo aquel que escuche los 10 temas que componen el disco.
Cuatro son instrumentales, cuatro están cantados en catalán, uno en inglés y otro en una lengua inventada, fruto de la fusión entre catalán, siciliano, francés y napolitano.
Bienvenidos en el mundo caleidoscópico de Anthus. ¡Disfrutad del viaje!
Las diez piezas que componen el disco:
Cubs, esferes i cilindres (instrumental)
Jazz contemporáneo en estado puro. La geometría y la música, fusionados en un tema con influencias pictóricas del cubismo.
Anthus, seducido por la pintura del movimiento cubista, rinde homenaje a la idea de un gran pintor francés, padre de este movimiento pictórico: Paul Cézanne, que veía la vida y todo objeto que la compone en tres formas básicas: los cubos, las esferas y los cilindros, elementos que el pintor consideró esenciales para recrear, a través de la pintura, el universo que lo rodeaba. Inició así el movimiento cubista.
También Anthus se ve rodeado de un mundo donde los elementos tienen formas diversas y se pueden mirar desde ángulos y luces diferentes que se sobreponen uno encima del otro, y todas estas formas y luces viven en un solo “yo” contraponiéndose. Somos uno, pero potencialmente infinitos. Los cubos, las esferas y los cilindros, son formas reproducidas también por un caleidoscopio.
Esta canción nos revela una bella y armónica combinación de formas geométricas, que ponen imagen a una seductora música que nos atrae y nos arrastra del principio al fin. Nuestra existencia, traducida en formas geométricas cambiantes, pone de manifiesto nuestra multiplicidad y diversidad personal.
Elisa (en anglés):
Jazz clásico en estado puro. Un tema dedicado a todas las madres que dan en adopción un hijo y a todos los hijos que buscan una madre.
Es un vals con regusto de los grandes clásicos, impregnado de una letra emotiva y con una temática poco usual. La pieza quiere ser una canción de cuna que Anthus compuso durante la estancia como voluntario en un centro para chicas embarazadas sin recursos económicos ni ayuda familiar.
La canción nos habla de una chica que acaba de dar a la luz una niña: Elisa. La problemática social, económica y cultural fuerzan a la joven a ceder esta hija en adopción. Su primer y último gesto de amor es despedirse sabiendo que una nueva familia podrá darle un futuro mejor... Y aquí la vemos mientras la tiene abrazada por última vez...
“Sueña, sueña, Elisa, sólo cierra los ojos, en los brazos de tu nueva madre dormirás plácidamente... No llores, no llores, Elisa, y que todos tus sueños se hagan realidad.”
Mediterranium (lengua inventada, mezcla de catalán, siciliano, francés y napolitano):
Este tema nos transporta a las antiguas tribus que poblaron las tierras bañadas por esta mar: el Mediterraneum.
La pieza es una suite dividida en cuatro partes en que compases binarios y tonalidades diferentes se alternan para dar vida a una amalgama de sonidos mediterráneos que el compositor ha sabido fusionar elegantemente con el jazz.
En este tema Anthus quiere representar lo que es por él este mar que siente suyo, el sentimiento que tiene por la mar que ha sido su cuna, que lo ha visto crecer y que cuando se ha alejado, la mar lo ha vuelto a llamar para que viva siempre en su lado.
Introducción: desde la cumbre de una montaña, abrimos los ojos y bajo nuestra mirada, una mar azul da la bienvenida a una tribu que le rinde homenaje con un mantra tribal: estamos en el Mediterraneum.
Melodía: una lengua exótica, fruto del habla que el compositor ha escuchado en sus viajes por las islas y las tierras rodeadas por la Mediterránea. Todas impregnan la letra de la canción: una mezcla de siciliano, napolitano, catalán y un poco de francés... La melodía nos transporta desde el mantra de la introducción a una fiesta folclórica ante las aguas de la mar.
Improvisación de piano: el momento álgido de fusión entre sonidos mediterráneos y jazz. Inconfundible el toque que el pianista Max Villavecchia ofrece a este tema.
Interludio: sonidos tribales que se alternan en compases diferentes, el uno encima del otro, creando poliritmos.
El canto de los pueblos mediterráneos incita la a mar a darles alimentos, paz y protección, como en una plegaria, un ritual de antiguas tribus ante la fuerza de la naturaleza.
Melodía final: una nueva letra inicia esta parte, fruto de la mezcla de siciliano, napolitano y catalán, con que las celebraciones populares de las tribus agradecen al Mediterráneo la vida que les ha dado.
Hipnosi il•lustrada (instrumental):
El tempo rubato impregna este tema. La melodía flota sin tener estructuras. Todos los elementos son variantes y las notas te transportan por el espacio, levitando. Un viaje por las áreas más remotas de nuestro subconsciente, donde figuras abstractas de humo y vapor te alejan lentamente de la realidad y te hacen caer en un sueño profundo, donde el ser humano no tiene fuga y pierde los propios sentidos para adentrarse inevitablemente en una hipnosis profunda, mientras sus ilustradores, con voz, trompeta, piano, contrabajo y batería te enseñarán el camino hacia un mundo secreto y seductor.
Metròpolis (instrumental):
Un cuadro futurista revela entre pintura y collage coches, motos, aeroplanos, y el hombre que desafía a si mismo y a la velocidad. Un cuadro que representa el deseo profundo del ser humano de huir de la realidad...
Metròpolis es la vida frenética de las grandes urbes, plasmada en sonido. Bocinas, coches a punto de chocar, la prisa de los conductores y los peatones para ir al trabajo, a casa, a comprar... Para ir realmente ¿a dónde? Alienados, aislados por los monstruos de cemento, hormigón y hierro, por las señales y luces artificiales de la publicidad omnipresente, de las tripas de las fábricas que se adentran en la tierra, por el fuego y humo que salen de las chimeneas, por los semáforos rojos, amarillos y verdes que nos paran y nos estimulan a arrancar, por una metrópolis hecha de señales luminosas que sólo nos distraen de las verdaderas señales naturales de la vida y de su lenguaje más intrínseco.
Miratges (instrumental):
Escuchar este tema es hacer un viaje por el desierto. Sentir la fuerza del sol en todos los pliegues del cuerpo, pisar la arena ardiente con los pies desnudos, respirar el aire que te quema los pulmones... Y ver de repente, en la lejanía, un oasis. Apartar la idea de tu cabeza, que será un espejismo porque desde que iniciaste este viaje no has perdido nunca la esperanza de encontrar tu tierra prometida.
Una suite dividida en cuatro partes:
Introducción y melodía (voz y trompeta):
Por el desierto, ves desde la lejanía, un pueblo que se acerca cuanto más va a tu mirada. Se enfrentan a un largo viaje para llegar a una tierra prometida. ¿Ven esta tierra? ¿O es tan sólo un espejismo?
El vapor que sale desde la arena ardiente los confunde, pero con paso firme y pausado caminan hacia el oasis que los atrae.
Improvisaciones de voz y trompeta:
De repente llega la tormenta, un viento de arena les rodea, les cansa y desaparecen entre las dunas flotantes del desierto.
Interludio de contrabajo y piano:
Después de sobrevivir a la tormenta se desnudan de la arena que les cubrió. Un tímido rayo de sol ilumina el camino que tienen que seguir. La esperanza no ha muerto, hay que levantarse y avanzar.
Melodía final:
Por el desierto, ves de cerca un pueblo que se aleja de la mirada. Se enfrentan a una larga travesía para llegar a la tierra prometida. ¿La ven? ¿Es la tierra? ¿O es sólo un espejismo?
Música ets tu:
Las cuerdas que reproducen nuestra voz, las cuerdas del piano, del contrabajo, de los violines vibran al pasar el viento provocando una melodía, una sinfonía compuesta y dedicada a quien se quiere y por eso la música eres tú...
El viento sopla con su aliento y arrastra con él historias que no tienen tiempos. Las sopla sobre cuerdas que se impacientan por vibrar, por escuchar nuevas historias y dar vida a una sinfonía que trae tu nombre... Por eso música eres tú.
Un tema dedicado al amor, donde la música hace de metáfora y línea conductora. Donde las cuerdas no vibran sin aire, y el aire no es música si no vibra con las cuerdas...
Adéu-siau pare:
Una sentida despedida al padre del autor, con el cual no siempre tuvo una relación como él habría deseado. El compositor le canta esta canción recordando el día de su muerte. Ahora, quizás desde la distancia, podrá hablar con él de aquel sueño que nunca quiso escuchar, de aquel deseo de hacer música y que el padre le intentó arrancar. “Soy el chico que cantaba a escondidas, he tomado el vuelo por caminos nunca imaginados, siento el viento en las alas que he desplegado y no me da miedo enfrentarme a aquel desastre que me has vendido durante muchos años”.
Una historia común que Anthus ve en muchos de nosotros, de hijos que no pueden ser lo que desean ser y de padres atrapados en el miedo de un futuro incierto para el ser que más quieren, un hijo...
La pieza quiere ser un punto de encuentro para todos aquellos hijos que quieren realizar su propio sueño y el deseo de que los padres entiendan las ambiciones de los propios hijos y les acompañen por este camino.
800 km:
Un himno que nos hace ver que las distancias no pueden parar aquello que sentimos en nuestro interior, y que como dice el autor, “no hay geografía para quien se quiere”. Una canción que enlaza personas lejanas que reviven en los pequeños objetos y rincones de la propia ciudad los momentos vividos juntos. Recuerdos que nos llevan a superarnos y a creer que “el amor es energía universal, un deseo poderoso sin límites ni un final, una doctrina, una incuestionable verdad” del autor que le lleva a pensar que ¡se tiene que luchar por quien se quiere! Este tema vital y optimista nos recuerda una de las verdades fundamentales: la distancia, a veces, sólo es un estado mental.
Homocromia:
Mirándonos al espejo, intentando sacarnos las capas que cubren nuestras caras, las máscaras que esconden nuestro verdadero “yo”, para protegernos, siendo quien no somos. Sólo nuestro verdadero “yo” puede hacernos felices y completarnos como seres humanos con capacidad de querer y de ser queridos. El único tema en “Calidoscòpic” en formato trio, creado por el compositor catalán Marcos Bosch, es una oda a dejar de lado las máscaras y vivir la vida que merecemos. Y es que, en última instancia, hoy en día la autenticidad es un atributo tan escaso como valioso.
Anthus: voz, composiciones, arreglos y letra
Pol Padrós: trompeta, flugelhorn y conchas de mar
Max Villavecchia: piano
Manel Fortià: contrabajo
Ramón Díaz: bateria y percusión