Anthus: “Acrobatic Heart” (Una Entrevista)
Recibí hace unas semanas el cuarto disco del cantante, compositor, arreglista y letrista, Anthus. Su título es “Acrobatic Heart”.
La primera escucha me proporcionó los siguientes datos: Aunque se trata de un vocalista, existe muy poca letra en sus canciones. Él prefiere comunicarse con el público en un “scat” muy personal, cuando no, con una letra inventada. Las musas que le inspiran sus composiciones se bañan en el mar Mediterráneo, desde Cataluña a Turquía pasando por la isla de Sicilia. Además, un par o tres de ellas navegan regularmente por el Golfo de México sin quitarle ojo a la ciudad de Nueva Orleans.
Ante este panorama musical pensé que sería interesante conocer las inquietudes musicales de Anthus, aparte de las que nos muestra en este su último trabajo, y de esa manera penetrar mejor en su universo artístico. Decidí realizarle una entrevista, si él estaba de acuerdo.
Me puse en contacto con Iris, su manager, para explicarle mis pretensiones y me contestó que no existía absolutamente ningún problema. Además, me proporcionó una extensa información sobre Anthus, algo que le agradecí.
Y esto es lo que dio de sí la entrevista:
Si te parece, Anthus, voy a comenzar esta charla contigo haciéndote dos preguntas: ¿Cómo empezó la música a formar parte de tu vida? Y ¿Cuáles fueron esas experiencias vividas en tu período de aprendizaje que se han convertido en algo especial para ti, bien por las personas con las que conviviste o por el ambiente, el “mood” que te rodeó?
En mi infancia y primera adolescencia viví rodeado de dos ambientes opuestos, controvertidos. Por un lado, mi padre y su familia, que eran muy conservadores, reacios al mundo del arte y veían mi cantar a los ochos años como un juego, cosas de niños… quizás un niño extraño ya que la mayoría de los niños de esa edad, en ese pueblo perdido de Sicilia, se dedicaban a jugar al futbol o a intercambiarse cromos de los jugadores de ese deporte. Pero los fines de semanas eran distintos. Mis visitas a casa de mi abuela materna me abrieron un mundo nuevo y emocionante. Para entretenerme, sacaba de su armario un tocadiscos de vinilos en forma de maleta, que había comprado en los años 60. Esas tardes, la música sonaba por todo el salón y yo empecé a imitar, a cantar todo lo que escuchaba. Había algunos discos de Frank Sinatra, de Tony Bennett y de Nat King Cole. Creo que me influenciaron, no lo sé. De lo que estoy seguro es que esas tardes me abrieron una nueva ventana desde donde podía proyectarme y alejarme de ese mundo tan aburrido que me rodeaba entre semana y que no sentía mío. Mis visitas a casa de mi abuela fueron un momento de felicidad, un lugar donde me sentí yo mismo, rodeado de música y personas que empezaron a creer en mi voz.
La escucha de tu disco me ha llevado a sentir la presencia de la música árabe en temas como, “Soma Na Kor”, “Festum”, Acrobàcies d’un cor al trapezi” o “Noudia” lo que me permite preguntarte si para su composición te has basado en las notas de escalas o modos previamente elegidos.
He estado rodeado durante mi infancia y adolescencia de músicas distintas. Los sonidos, las melodías, las harmonías que escuché en ese momento de mi vida forman aún parte de mí. Cuando me pongo a componer, esa memoria sonora sale espontáneamente, transformándose en una nueva melodía, en una composición. Casi nunca elijo una escala o un modo para componer… si me gusta la melodía que he estado cantando o tocando en el piano, pues esa será mi nueva composición.
Leo en la nota de prensa que la canción titulada “Soma Na Kor” la cantas en un idioma inventado ¿Cuál es el mensaje que nos quieres trasmitir al utilizar ese original y valiente recurso musical?
Creo que los mensajes no están solo en los idiomas que hablamos. El significado de lo que decimos no está, solo en las palabras que componen una lengua, sino también en sus sonidos.
Los sonidos de las palabras, las cadencias de una frase pueden provocar en nosotros una emoción, una sensación que nos revela otros significados que no pueden ser trasladados en otras lenguas. Por eso, las traducciones de un idioma a otro no pueden transmitir la esencia de las palabras elegidas y escritas por un escritor o autor en general. En “Soma Na Kor” quería precisamente hacer eso, utilizar los sonidos para provocar, en quien los escuche, exotismo, como si fuera un pueblo mediterráneo de otros tiempos quien habla y canta. Para la creación de ese idioma inventado en “Soma Na Kor” me he inspirado en sonidos de un Mediterráneo que quizás muchos no ven que forma parte de nuestro mar… son los pueblos de Turquía y algunos de los países Balcanes… ellos también miran al Mediterráneo y son nuestros hermanos.
Ahora que el álbum “Acrobatic Heart” es un proyecto totalmente terminado ¿cuál es la canción que mejor recoge las ideas que pasaron por tu mente al ir creándolo y que ahora se han convertido en una realidad?
Es una pregunta un poco difícil de contestar. Todos los temas de este nuevo álbum dan vida a “Acrobatic Heart” y no me lo puedo imaginar sin ninguno de ellos. Quizás el primer tema del álbum, “Soma Na Kor”, revela la esencia de lo que vamos a encontrar en el disco, siendo también una de las primeras piezas que compuse y que por lo tanto creo que marcó en su momento lo que vendría después. Pero también la rapsodia “Acrobatic Heart” es una pieza importante para mí… En esa obra, dividida en cinco movimientos, se esconde toda mi biografía, la que no cuento y que solo a través de la música me atrevo a explicar.
Aunque la nota de prensa define a tu disco como “honestamente mediterráneo” la canción “Portrait” (para mí tu mejor composición) me da la sensación de que ha navegado por el Atlántico y se ha aposentado en los EE.UU. Este tema bien podría haber acompañado a las canciones de tu trabajo “Profundament Jazz” como un homenaje a los excelentes compositores que versionas. ¿Estás de acuerdo en esta apreciación?
Estoy de acuerdo, a medias. “Portrait” nos hace viajar por el Atlántico y nos lleva a los EE.UU. Eso es cierto, y ese viaje me sale espontaneo ya que el jazz forma parte de mí, de mis ideales de vida. Pero no creo que “Portrait” hubiera podido formar parte de “Profundament Jazz”. Cuando cantaba “Profundament Jazz” estaba en otra etapa de mi vida y creo que no estaba preparado para componer y cantar esa letra, tan personal para mí. Mi penúltimo disco “Calidoscòpic” y ahora “Acrobatic Heart” son dos discos autobiográficos donde se puede palpar una evolución compositiva, interpretativa, pero sobre todo emocional. Eso es lo que quiero transmitir a quien los escuche: un Anthus más auténtico, porque explica lo que ha vivido y lo que siente.
Si algún día se te ofreciera la posibilidad de que tu voz estuviese arropada por una gran formación – desde una big band a una orquesta sinfónica – ¿te sentirías atraído por el proyecto o preferirías seguir moviéndote con pequeños combos, por la mayor libertad que te brindan?
Precisamente porque me considero un artista libre, libre de prejuicios sociales y musicales, clichés que abundan en nuestra sociedad, no me cerraría a nada y me daría la libertad de estar acompañado por cualquiera formación, sea grande o pequeña. Me gusta explorar nuevos terrenos y nutrirme de nuevas experiencias. Me encanta el último disco de Billie Holiday “Lady in Satin”. ¿Quién no estaría de acuerdo en estar acompañado por esa orquestra?
Voy a escribir tres citas de otros tantos músicos de jazz y me gustaría conocer tu opinión sobre ellas.
“Yo digo, toca según tu propio sentir. No toques lo que el público demanda y deja que sea él el que perciba lo que estás haciendo, aunque eso le lleve quince o veinte años”. Thelonious Monk
¡Completamente de acuerdo! Lo he hecho con “Calidoscòpic” y lo estoy haciendo con “Acrobatic Heart” y voy a reincidir todas las veces que haga falta. Estoy componiendo y cantando según mi propio sentir y entiendo que haya personas que no me entiendan. Algunos me entenderían mejor si siguiera las normas de su propio entender, de su propia visión de cómo son o deberían ser los cantantes de jazz. Debería llevar mi traje, un peinado clásico y cantar temas melódicos que puedan complacer los oídos en una sala de té o en un club con luces difuminadas. Lo puedo hacer y me gusta, pero no he nacido solo para hacer eso. No me gusta que me encasillen, soy cambiante, me gusta evolucionar y esa imagen que a veces me impone una parte de la sociedad o algún músico carca, me queda demasiado pequeña. No quiero revocar épocas pasadas sino mirar al futuro.
“Me saca de quicio que la gente quiera analizar el jazz como si fuera un teorema intelectual. Es sentimiento”. Bill Evans (pianista).
De acuerdo también aquí con Bill Evans. Es un problemón que muchos músicos tenemos. Querer entender con la cabeza, a veces nos aleja del entender con el corazón… y ya sabes tú cómo es mi corazón ahora… es acrobático (jajaja).
“Me gusta escuchar bop, yo admiro a sus creadores, pero yo no puedo elegir a uno y trabajar como un loco para convertirme en una copia carbón de Charlie Parker. Aún en el caso de que lo que tú tocas no sea bueno, el hecho de que sea algo tuyo, debería ser válido”. Paul Desmond.
Gracias Paul Desmond por estas palabras. Todos deberíamos hacer lo que podemos y sabemos hacer. No seremos nada en la vida si estamos imitando a otros.
En este álbum que acabas de publicar has tenido la colaboración de Oriol Vallès (trompeta), Max Villavecchia (piano), Giuseppe Campisi (contrabajo), Ramón Díaz (batería) y Jordi Guasp (trompa). Dime algo sobre ellos que no esté en Internet.
Lo primero que quiero decir es que ha sido un privilegio trabajar con ellos. Este viaje que he compartido con estos artistazos ha sido muy enriquecedor, tanto en el aspecto musical como en el personal y, por lo tanto, les doy las gracias por todo lo que me han aportado. Oriol Vallès es un trompeta extraordinario, me encanta su forma de improvisar. No sé lo que se dice sobre él por internet, pero Oriol tiene un gran futuro por adelante como trompetista. Giuseppe Campisi es un músico sincero, de grandes ideales, sensible, perfeccionista en sus composiciones y sobre todo generoso y eso lo podemos percibir en su forma de tocar… a veces es demasiado siciliano, pero que le vamos a hacer. También Jordi Guasp es un perfeccionista. Me hizo repetir la pieza “Acrobatic Heart” mil veces. Su mujer le quería echar de casa porque estaba cansada de tanto ensayar. El tema “Acrobatic Heart” está prohibido en su familia. Jordi es un músico excelente y un buen padre. Ramón Díaz es un batería que me acompaña desde hace catorce años, me gusta por su intensidad en sus solos… ¿Os habéis fijado que cuando toca cierra casi siempre los ojos y sonríe? Es porque ya no está con nosotros, está en su mundo creando auténticas maravillas.
Max Villavecchia es mi mediterráneo en forma de piano… después de una grabación con él, volví a mi casa y escuché su improvisación de uno de mis temas… me emocionó tanto que no pude parar de llorar. Gracias Max por tu sensibilidad.
Y esta es mi última pregunta. Si bien es cierto que los instrumentistas han sido los que han conseguido evolucionar al jazz, no es menos cierto que en su gestación los instrumentistas trataron de imitar a la voz humana y el fraseo de los cantantes. Sus fuentes fueron desconocidos vocalistas de blues, del vodevil, de los teatros ambulantes, de canciones de plantación… Dentro de ese amplio universo del JAZZ ¿cómo sitúas – en orden de importancia – al jazz instrumental frente al jazz vocal?
Le estas preguntado al cantante equivocado… no creo que las voces formen parte solo del jazz vocal… no coincido con dividir el jazz en esas dos etiquetas. De hecho, me considero más instrumentista que cantante (según la visión clásica del jazz). Y aunque utilice la voz para expresarme, esa voz la considero un instrumento más, como si fuera una trompeta. Por lo tanto, no veo una división clara entre jazz vocal e instrumental, no creo en esa frontera. Creo que algunos de los cantantes que hemos conocido a lo largo de este siglo y pico de historia del jazz imitaron los instrumentos: Ella Fitzgerald, Betty Carter, Bobby McFerrin son un ejemplo… y fueron muchos los músicos que imitaron las voces humanas, como dicen tú, Louis Armstrong entre otros. Todos fueron importantes y se retroalimentaron para crear el universo del jazz.
Si estuviésemos en una emisora de radio te diría: “El micrófono es todo tuyo, por si quieres añadir algo más”.
Lo que añadiría es: muchas gracias por compartir “Acrobatic Heart” conmigo. Gracias por fomentar el jazz y la cultura. Abrimos los ojos y con ellos nuestra mente, analicémonos, cuestionémonos, la cultura es la única arma que nos hace libres y el jazz aún más.
Yo también de doy las gracias, Anthus, por abrir tu alma musical contestando a mis preguntas. Y ahora, a escuchar de nuevo el álbum, pero con una mentalidad un tanto diferente a la que tuve cuando entró por mis oídos la primera vez.
Lunes, Marzo 22, 2021